Política Mexicana y Cosas Peores
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Política Mexicana y Cosas Peores

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 Petróleo, biocombustibles o alimentos

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MensajeTema: Petróleo, biocombustibles o alimentos   Petróleo, biocombustibles o alimentos Icon_minitimeDom Dic 21, 2008 10:06 pm

Cada vez es más urgente tomar decisiones respecto a Pemex y las finanzas públicas: la declinación de las reservas, la producción y la exportación de hidrocarburos; su efecto sobre las finanzas públicas y la balanza de pagos; las consecuencias sobre los ingresos y programas de los Estados; el encarecimiento de los insumos energéticos y su incidencia en la competitividad, la ocupación y el PIB, entre otros, hacen necesario encarar el problema con seriedad, apertura de ideas, enfoque integral y plural, y voluntad política de todos los actores para llegar a soluciones viables y adecuadas a nuestra realidad.

Pero los problemas de Pemex no pueden abordarse aisladamente; es necesario contemplar otros aspectos tales como: los biocombustibles y otras energías alternativas a los combustibles fósiles, la cultura del ahorro de energía, el efecto de los gases invernadero sobre el cambio climático, la preservación de las cuencas hidrológicas y el uso o desperdicio del agua, la situación del campo, etc.

Sin embargo, hasta el momento los planteamientos han sido aislados, las medidas adoptadas insuficientes y desarticuladas y la actitud de las autoridades irresponsable, por no decir atentatoria contra los intereses de la nación.

Lo anterior no es nuevo; muchos de nosotros lo hemos advertido y denunciado oportunamente en diversos espacios; sin embargo, las autoridades, particularmente las del sexenio anterior, no hicieran nada por remediar la situación.

La crisis de Pemex ya no está a la vuelta de la esquina y aunque ya existe un mayor conocimiento y un consenso generalizado sobre su situación, no está demás resumir algunos indicadores relevantes.

Durante el sexenio foxista se continuó con la política de privilegiar la producción y exportación de crudo y se olvidó darle el valor agregado. La producción de crudo y condensados se llevó al máximo y las reservas probadas desarrolladas disminuyeron 27% en dicho sexenio.

El agotamiento irreversible de Cantarell se manifestó desde el año pasado en las disminuciones en la producción y exportación de crudo. Para el año 2012, a pesar de los trabajos de recuperación que se emprenderán, el que fuera nuestro yacimiento estrella producirá únicamente 600 mil barriles diarios, la cuarta parte de lo máximo que produjo en 2003.

La producción de los otros yacimientos, que incluyen Chicontepec y campos maduros, no alcanzará a compensar dicha declinación, y la de los pozos en aguas profundas, en caso de tener éxito, tardará cuando menos 8 años en manifestarse.

La consecuencia es que, al ritmo de explotación actual, tenemos reservas probadas desarrolladas únicamente para 9 años.

La declinación de Cantarell ha provocado principalmente el adiós al petróleo abundante y barato. El rendimiento por pozo de crudo y gas natural disminuyó 24% en el sexenio. El costo del barril producido ha pasado de dólares 3.34 en 2001 a 4.13 en 2006 y seguirá aumentando en la medida en que se agote el petróleo de Cantarell y se incorpore el de yacimientos cuya explotación es más costosa.

Por ello, existen cálculos de que el costo real de extracción actual por barril se acerca a los 9 dólares, que el crudo de Chicontepec y de los campos maduros rondará los 15 dólares por barril y que el de aguas profundas no será menor a los 25 dólares actuales.

La esperanza está puesta en los yacimientos en aguas profundas. Pemex contempla en su programa 2008-2015 desarrollar 6 áreas, tanto con medios propios como con la participación de terceros, esperando comprobar la existencia de reservas por 29 mil millones de barriles, 3 veces más que las reservas probadas actuales.

El panorama en materia de refinación tampoco es halagüeño. Desde hace más de 15 años se le ha venido negando a Pemex la posibilidad de construir más refinerías para poder atender el consumo nacional. Se ha preferido incrementar exorbitantemente la importación de gasolina y otros petrolíferos.

Las mejoras y ampliaciones en la capacidad nacional de refinación en los dos últimos sexenios, se han debido a presiones de tipo ambiental y a la clase de crudos de que disponemos y no a un programa integral que contemplara, entre otras cosas, abastecer la demanda interna.

Cabe mencionar que las crecientes importaciones se deben más a la disminución en el volumen refinado por reparaciones mayores, retraso en el inicio o entrada en operación de ciertas obras y al mal estado de los ductos, que a cambios en el consumo o al crecimiento económico del país.

La deuda reconocida de Pemex se duplicó en el sexenio de Fox al pasar de 274 mil millones de pesos a 614 mil millones al 31 de diciembre del 2006; en estas cifras no se incluyen los Piridegas que ascienden a más de 42 mil millones de dólares. El pasivo laboral, por su parte, pasó de 177 mil millones de pesos a 456 mil millones en el mismo período.

En los próximos 3 años se tendrán que amortizar 150 mil millones de pesos y realizar inversiones por 600 mil millones de pesos, por lo que se seguirá recurriendo al esquema de los Pidiregas para su financiamiento.

En el sexenio pasado se profundizó en el intento de convertir a Pemex en un simple administrador de contratos y fueron notoriamente públicas las ofertas internacionales de Fox de privatizar al organismo.

El juicio histórico sobre el sexenio foxista no versará sobre anécdotas relativas a camionetas, ranchos, hijos o revistas sino, además del desperdicio de la oportunidad histórica de negociar una profunda reforma del estado, está, principalmente, la forma como Fox hundió a Pemex endeudándolo, derrochando los recursos recaudados y manoseando el uso de los excedentes petroleros, sin que todo esto se tradujera en infraestructura para el país y, sobre todo, en la realización de mayores inversiones necesarias para la entidad en mantenimiento, exploración, refinación, ductos, terminales, aprovechamiento del gas asociado, capacitación, investigación y desarrollo tecnológico; etc.

Los resultados están a la vista: escaso crecimiento del PIB; aumento del gasto corriente; disparo del desempleo, la migración y el crimen organizado; ampliación de la brecha entre el decíl más alto y el más bajo de ingresos; y más empresarios en las listas de la Revista “Forbes”, frente a la subsistencia de núcleos de pobreza extrema.

Nosotros, por seguir fielmente los principios del consenso de Washington, hemos llegado a mitificar el déficit fiscal y las finanzas públicas sanas. Por ejemplo, para el año entrante el Gobierno Federal presupuesta un déficit de 189 mil millones de pesos, que compensaría con un superávit de la misma magnitud del sector descentralizado; curiosamente, como viene sucediendo desde hace dos años, Pemex será el principal contribuyente con los recurso adicionales provenientes de la reforma fiscal de 2005 y los que se generarán con la aprobada recientemente.

Cabe señalar que para mantener dicha ficción, el gobierno de Fox, en lugar de asumir su ineficiencia recaudatoria y su ineficacia en el control y resultados del gasto corriente, obligó a Pemex a financiar su inversión con Pidiregas, aumentando así el endeudamiento del Organismo y manteniéndolo en quiebra técnica.

La falta de una política energética integral y de largo plazo, llevó hace algunos años a establecer que los combustibles alternos estaban a la vuelta de la esquina y que, por lo tanto, nuestro crudo ya no valdría mayor cosa enterrado, por lo que se dedicaron a explotar al máximo los yacimientos y a exportar todo lo que pudieron. Para acelerar el proceso, contrataron a empresas extranjeras que suplieran la falta de experiencia y “espíritu empresarial” de nuestros técnicos, a los que jubilaron o despidieron; de paso, acabaron con las pocas firmas mexicanas de ingeniería que quedaban y le dedicaron pocos recursos a la investigación tecnológica. Ahora, muchos de dichos técnicos, en los que Pemex invirtió tiempo y recursos para prepararlos, trabajan en lo mismo pero para las compañías privadas.

El exceso de espíritu “empresarial” y el manejo sesgado de los precios de transferencia, mecanismo interno coadyuvante para el “Benchmarking” y la determinación de responsabilidades entre las áreas de Pemex, llevó a las autoridades a decretar que la refinación en México era incosteable, negándole al Organismo la posibilidad de construir refinerías para abastecer la demanda interna. El resultado ha sido una creciente importación de gasolinas y petrolíferos, que este año representará el 40% del consumo con un importe por casi 12 mil millones de dólares; para 2008 dicho gasto crecerá en 10%.

Prácticas comerciales aceptadas internacionalmente permitían que los precios de venta de los petrolíferos, el gas natural y el licuado se ajustaran mensualmente dentro de una banda para mantenerlos cerca de los precios de compra. En el segundo semestre del 2005, el Gobierno decidió suspender dicho deslizamiento, posiblemente por motivos electorales y desde entonces, al igual que Venezuela, Irán y Arabia Saudita, subsidiamos el precio de la gasolina y los otros productos. Al 30 de junio pasado, el monto acumulado del subsidio o IEPS negativo ascendía a 100 mil millones de pesos, otro tanto de la Reforma Fiscal. Sólo el subsidio al gas licuado le costará al Gobierno este año 9 mil millones de pesos, casi la mitad de lo que generará en 18 meses el llamado “gasolinazo”.

Hay quien señala que: “se privilegia la estabilidad de precios frente a la reducción de los déficits fiscal y comercial; se argumenta que los precios bajos favorecen la competitividad. Habría que revisar estas tesis ya que los subsidios generalizados son regresivos y la incidencia del precio de la gasolina sobre los transportes es más baja que el tipo y costo del vehículo, el costo de la mano de obra y el estado de la infraestructura vial”.

No cabe duda, cuando nosotros vamos el mundo viene de regreso. Recientemente, la Senadora Hillary Clinton declaró que se opone a “una globalización que funciona sólo en provecho de una minoría”; organismos internacionales por su parte, han señalado que las recetas neoliberales y la apertura indiscriminada han afectado negativamente el crecimiento económico en algunos países y acentuado la desigualdad.

En la actualidad, los países desarrollados están preocupados por el riesgo de perder el control de sectores estratégicos ligados a la soberanía. Basta ver los obstáculos a que se enfrentó la empresa india Mittal Steel para adquirir el complejo siderúrgico europeo Arcelor y la negativa del Congreso Norteamericano para que en una empresa china comprara la petrolera Unocal.
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MensajeTema: MARIZA   Petróleo, biocombustibles o alimentos Icon_minitimeDom Dic 21, 2008 10:11 pm

Pero en México, ante los problemas de Pemex, hay algunos que piensan que la solución sería que el Organismo se abriera a la competencia y que se modificaran las leyes a fin de que hubiera contratos de riesgo, sobre todo para explorar las aguas profundas; que la iniciativa privada construyera refinerías o pudiera importar y vender libremente gasolinas; o por lo menos que construyera y mantuviera ductos y terminales.

Para confirmar lo anterior, ya se anuncian cabildeos para abrir a Pemex a la inversión privada en áreas de transportación, almacenamiento, refinación y ductos, manteniendo al Estado como socio mayoritario. La experiencia que se tiene con pasados intentos de asociación en materia petroquímica y recientemente con el Proyecto Fénix, señalan que los inversionistas, además de exigir una tasa de utilidad adecuada al riesgo requerirían, entre otras cosas, de contratos a largo plazo de materias primas a precios “adecuados” y seguridades jurídicas que, posiblemente, el 49% de participación no les otorgará.

Por intentos no han quedado; recientemente, la paraestatal sacó a concurso el mantenimiento de 4,500 kilómetros de oleoductos y que fue declarado desierto porque las empresas privadas consideraron que el contrato por 10 años no ofrecía suficiente certidumbre jurídica.

Frente a lo anterior hay que considerar:

a. Es necesario resolver las consecuencias sin olvidarnos de las causas. El estado en que se encuentra Pemex es el resultado del lamentable manejo de las finanzas públicas. El régimen fiscal que se le impuso a la paraestatal, no le permitió utilizar recursos para la inversión en infraestructura y la obligó a endeudarse al grado de llevarlo a la quiebra técnica. Esta situación significa una forma de evadir responsabilidades y dejar que otros carguen con las consecuencias, entre ellas, el costo político, las acusaciones de ineficiencia y la preparación del terreno para que sea “aceptable” su privatización.

b. La tecnología para la explotación en aguas profundas está disponible en el mercado, como lo acaba de confirmar el director de General Electric. Las empresas petroleras la adquieren de 4 o 5 compañías de servicio, altamente especializadas como son las que operan en los sectores aeroespacial y nuclear, y se puede tener acceso a ella sin necesidad de contratos de riesgo. El problema radica en el management o administración, en cómo ligar dichas tecnologías con la realización de las actividades. Al respecto cabe mencionar que Petrobras lo hace y Pemex bien podría desarrollar sus propios administradores, aunque al principio tuviera que contratar asesorías para la capacitación y/o asociarse con Petrobras u otra empresa para tal efecto.

c. Nos olvidamos que vivimos en un mundo globalizado y que las empresas no son entidades caritativas. Un ejemplo de ello es que la empresa Repsol, que abastece de gas natural a Monterrey, tuvo que aumentar más de tres veces el precio del producto. Si la iniciativa privada refinara o vendiera libremente gasolina o diesel en México lo haría a precios de mercado, a menos que el Gobierno siguiera subsidiando el consumo como lo hace en la actualidad.

d. Los inversionistas extranjeros seguramente no estarían dispuestos a pagar los impuestos y derechos que se le cobran a Pemex; por lo tanto, los ingresos del fisco disminuirían y el gasto gubernamental de todas maneras no bajaría, ya que la inversión se financia con Pidiregas; así, el déficit del Gobierno Federal aumentaría automáticamente ya que no podría compensarlo con el superávit a que obliga incurrir a Pemex;

e. Por lo anterior, es dudoso que los resultados de Pemex en manos privadas fueran mejores, los casos de Enron y otras empresas están a la vista.

Nos olvidamos de nuestra historia y desconocemos las características propias de nuestro país. Todo mundo, especialmente del exterior, opina sobre lo que debe hacerse con Pemex. Nos dedicamos a esperar que las soluciones nos vengan de afuera; ahora estamos dedicados a dilucidar si nos conviene más el modelo Noruego, el Canadiense o seguimos el camino de Petrobrás para transformar a Pemex en una empresa competitiva, eficiente y rentable; o sencillamente se la cedemos en pedazos a las compañías extranjeras, sin intentar una solución acorde a nuestras características y posibilidades.

Como hemos dicho, la solución a los problemas de Pemex es compleja por sus interacciones con varios ámbitos de la economía y la sociedad; pero, paradójicamente, es simple. Se trata ni más ni menos que permitirle actuar como una empresa pública responsable, moderna, eficiente y competitiva y, simultáneamente, dejarle los recursos financieros necesarios.

Para lo primero, es imprescindible otorgarle autonomía de gestión financiera y administrativa; sacarla del Presupuesto de Egresos; dirigirla mediante un consejo de administración profesional; adecuar las normas de adquisiciones y obra pública para darle flexibilidad operativa; fijarle metas conforme a una política nacional energética; negociar un convenio laboral que permita, mediante la capacitación y una adecuada logística, que no existan recursos humanos o físicos ociosos; seguir su desempeño mediante indicadores de gestión negociados; fiscalizar su accionar mediante un Comité de Auditoría que le reporte al Presidente del Consejo y a la Auditoria Superior de la Federación; exigirle plena transparencia y rendición de cuentas; etc.

Para lo segundo es necesario, como ya sucedió anteriormente, que la Federación absorba el pasivo que se le obligó incurrir, para mejorar su carátula financiera y financiar alrededor del 50% de sus inversiones en mejores términos contractuales; —este es el mejor momento para hacerlo, aprovechando los altos precios del petróleo—; lo anterior le permitiría lanzar una emisión de bonos a largo plazo para ayudar también al servicio de la deuda; dichos bonos podrían formar parte de la cartera de las Afores y, posiblemente, de la del Banco de México; convenir un régimen fiscal que combine el pago de regalías por el uso de un bien de la nación con un impuesto sobre la renta como empresa; adecuar la administración, registros y la contabilidad; etc.

Conviene aclarar que no se trata de aumentar el déficit público, ya que su monto y componentes serian los mismos, sino de arreglar las fichas de diferente forma para que cada quien asuma su responsabilidad en la creación o disminución del déficit real del sector público, que por cierto es perfectamente conocido por los financieros y organismos internacionales.

La falta de coordinación en el sector energético es tradicional; en el pasado se lanzó un ambicioso programa de construcción de termoeléctricas a base de gas sin la opinión de Pemex; igual ha sucedido con ciertos programas de transporte público, las redes de surtimiento de gas natural en las ciudades y, ahora, con los contratos a largo plazo para importar el producto de Nigeria y de Perú; por cierto, hace 15 años el Gobierno Peruano casi le regalaba a Pemex el yacimiento de Camisea con tal de desarrollarlo, pero desgraciadamente no se contó con la autorización del Consejo de Administración.

Por esas y otra razones es necesario crear un ente regulador autónomo, ajeno a los vaivenes políticos, con la debida representatividad y autoridad para fijar planes estratégicos, coordinar acciones, determinar precios públicos y establecer políticas comunes. Para ello es conveniente estudiar las experiencias de otros países, pero adoptar la forma que más se adapte a nuestras circunstancias e intereses, sin copiar mecánicamente ninguna solución.

Seamos claros; la apertura de Pemex, que algunos quizá de buena fe quieren realizar modificando leyes secundarias y reglamentos, no es el camino; debe ser la discusión franca y abierta sobre si los mexicanos deseamos o no modificar el Artículo 27 Constitucional y sus términos. Discutámoslo y acatemos la decisión mayoritaria, pero no tratemos de darle la vuelta a las leyes. Seamos honestos y no desbaratemos nuestro patrimonio nacional por la puerta de atrás.

Pemex no es el único problema de la cuestión energética. Por ello, quiero aprovechar este foro para abordar, aunque de manera somera, otros temas conexos.

En la actualidad la pregunta que nos hacemos en este mundo globalizado es ¿biocombustibles o comida? La respuesta tiene que ver con el precio y posible agotamiento de los combustibles fósiles, el desarrollo de energías alternativas, la oferta alimentaria, el agua y el cambio climático.

En México tenemos una escasa diversificación de la oferta energética; el 90% de la energía primaria proviene de los hidrocarburos, principalmente del petróleo crudo; el resto lo aportan el carbón, la biomasa, la geotermia, la eólica y la hidráulica.

Los hidrocarburos se están acabando; carbón no tenemos suficiente; la geotermia y la hidráulica dependen de condiciones naturales; la eólica podría incrementarse pero no mucho; en biomasa podemos avanzar, excluyendo la leña; de allí la importancia de prestarle atención a los bioenergéticos y a sus ventajas y desventajas.
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MensajeTema: MARIZA   Petróleo, biocombustibles o alimentos Icon_minitimeDom Dic 21, 2008 10:15 pm

Entre las ventajas del etanol y el biodiesel se encuentran: reducen la dependencia del petróleo; disminuyen la emisión de contaminantes; abren al cultivo tierras marginales; y generan empleo por las actividades que promueven como la reconversión del parque vehicular, la adaptación de los sistemas de almacenamiento y distribución, mayor actividad industrial por la fabricación de destilerías, el mayor ingreso para los productores campesinos y el aumento de las actividades económicas asociadas, entre otras.

Pero sus desventajas, por lo menos en esta etapa de avance de la investigación y la tecnología, también son de tomarse en cuenta. Entre ellas, cabe mencionar: no sustituyen totalmente el uso de los hidrocarburos; su costo es todavía muy elevado; su poder calorífico es todavía bajo y la producción de etanol requiere de una alta proporción de hidrocarburos; la tecnología para producir biocombustibles a partir de bagazos o cultivos distintos del maíz, la soya o la caña de azúcar todavía es incipiente; si bien reduce la emisión de monóxido de carbono, en altitudes como la del Valle de México libera otros contaminantes igualmente dañinos; por el mayor ingreso obtenible, desplaza cultivos reduciendo la oferta de alimentos y pervirtiendo el uso del agua; y provoca migraciones rurales a los centro urbanos, agravando los problemas que ya se presentan en estos lugares; etc.

Los biocombustibles están a debate en el mundo; la OCDE estudia el rol de los biocarburantes, que pueden favorecer la lucha contra la pobreza, pero también encarecer el precio de los alimentos sin beneficiar sustancialmente el medio ambiente. Se habla también del temor de que ecosistemas naturales como los bosques, las zonas de pasto y los manglares puedan ser dedicados a cultivos para producir a biocombustibles, lo que sería negativo desde el punto de vista ecológico.

La ONU está preocupada por la oferta alimentaria; en África, por ejemplo, hay regiones enteras que dependen de la yuca como alimento y que están siendo utilizadas para obtener etanol, poniendo en peligro la subsistencia de millones de habitantes y provocando migraciones masivas.

China se debate en alcanzar para el año 2020 la meta de reducir su dependencia del petróleo y la obligación de alimentar a mas de mil 300 millones de habitantes; para ello ha decidido impulsar también el uso del carbón para generar energía, dedicar mayor recursos a la biotecnología e impulsar nuevos cultivos para obtener biocombustibles que no provengan de los cereales.

Las Naciones Unidas manifiestan su temor de que todas estas acciones aceleren efectos adversos sobre el cambio climático, reduciendo el horizonte de 50 a 30 años para que se presente una elevación crítica de la temperatura en los mares. Lo anterior cambiaría los patrones de cultivo, aumentando los rendimientos en las latitudes altas, pero provocando en las latitudes más bajas, especialmente el trópico seco, rendimientos decrecientes, lo que incrementaría la amenaza del hambre.

En nuestro país no contamos con las ventajas comparativas que tienen Brasil o los Estados Unidos para la producción de etanol a partir de la caña de azúcar o el maíz y la soya, pero ya padecemos los efectos del desplazamiento de cultivos y el encarecimiento de productos como el maíz y la cadena alimenticia asociada.

Asimismo, el desorden y descoordinación ya es una realidad. Ejemplo de ello es que las autoridades ya otorgaron cerca de 20 permisos para producir etanol, provocando desplazamiento de cultivos y otros fenómenos como las quejas de la comunidad Seri, en Sonora, contra la empresa Seawater Farmsse, por perjudicar manglares con obras de dragado para sembrar una planta adaptada a la alta salinidad, con objeto de obtener biodiesel.

La Cámara de Diputados acaba de aprobar la nueva Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, que está en revisión en el Senado. La Ley establece que estos se producirían a partir de insumos derivados de las actividades agropecuarias, forestales, algas, procesos biotecnológicos y enzimáticos del campo mexicano y no solo del maíz o la caña de azúcar.

Se prevé también la creación de una comisión integrada por los titulares de Agricultura, Energía, Medio Ambiente, Economía y Hacienda para planifica y regular la producción, comercialización y uso eficiente de los bioenergéticos. Ojalá que esta comisión funcione verdaderamente, porque la FAO recomienda en estos casos, que exista disponibilidad de tierras, una severa vigilancia y disciplina para evitar el desplazamiento de cultivos, el uso inadecuado del agua y daños al medio ambiente.

Pero los problemas de nuestro país no acaban allí; el Banco Mundial asevera que los daños del calentamiento global ya son irreversibles a largo plazo, como lo estamos viendo en la fuerza de los huracanes, la intensidad de las lluvias e inundaciones, la sequía y la desertificación. Una de las regiones más críticas es precisamente el Golfo de México, en donde se agudiza la severidad del problema del agua, que es un asunto de seguridad nacional, y por la vulnerabilidad de los pantanos por las importantes funciones ambientales que desempeñan.

La construcción y operación de presas y las políticas forestal, ecológica y del agua son del ámbito federal. Por los resultados observados, existe una gran descoordinación entre ellas y sus efectos se están dejando sentir.

Cada cuenca hidráulica tiene su propia problemática y su manejo centralizado, sin delegar autoridad y mecanismos de control a las autoridades locales, hace patente el burocratismo y la necesidad de encarar el problema de distinta manera.

Las más notorias actualmente son las del Grijalva y la del Usumacinta, en donde según los ingenieros, de tiempo atrás se deberían haber construido más presas de contención en Chiapas.

Quizá la más conflictiva es la del Valle de México, en donde según los expertos, dentro de 10 años será imposible satisfacer sus necesidades de agua potable. En el D. F. se desperdicia el 40% del agua que llega, las plantas de tratamiento son insuficientes, el aprovechamiento del agua de lluvia inexistente y el drenaje un peligro latente; pero, como todos saben, en lugar de atender el problema, se prefirieron las obras de relumbrón.

Es difícil la coordinación entre tres partidos políticos diferentes. Desde hace más de un sexenio existe un fideicomiso para atender el problema hidrológico del Valle de México, que no funciona. Por ello, la posible solución sería descentralizar el manejo del agua en organismos autónomos por cuenca, ajenos a los vaivenes políticos, con capacidad para premiar al que retenga, conserve y use eficientemente el líquido y castigar al que no la use adecuadamente, no la recicle o no haga las obras necesarias. Para ello habría que reformar la Ley de 1992 y sus actualizaciones y cobrar lo justo por disponer del agua.

Con estas reflexiones podemos observar que el problema de los hidrocarburos es complejo y se entrelaza con aspectos de los biocombustibles, el agua, la oferta alimentaria, el cambio climático y la situación del agro, que también son difíciles de resolver.

La situación es compleja y grave; la ONU señala que el calentamiento global afectará radicalmente a la humanidad en 30 años; estamos preparados? Nuestro país, además de padecer dichos efectos, tiene otros plazos y desafíos por resolver: en 9 años se acabarán las reservas probadas desarrolladas de hidrocarburos y en 10 será insuficiente la dotación de agua para el Valle de México.

En el caso de los desastres, habrá que preguntarse si son originados por causas naturales o son causados por decisiones humanas que se tomaron equivocadamente, o de plano no se adoptaron; y como alguien afirma: “no basta con resolver los problemas de hoy, sino que se debe considerar la posible evolución de las causas”.

Sabemos que entre los actores políticos y sociales hay coincidencias para resolver las causas y los efectos de los diversos problemas que hoy nos aquejan. También que es necesaria la voluntad de los involucrados, así como una visión integral de largo plazo y soluciones realistas, para anticipar, en lo posible, la solución a estos desafíos. De ahí la importancia de foros como este, en donde una vez más, hacemos un llamamiento a todos los involucrados para hacer posible las propuestas que nos exige y demanda el México del siglo XXI. No podemos quedarnos con los brazos cruzados; tenemos que actuar y hacerlo ya.

Afortunadamente, y para la satisfacción de todos, están en marcha diversos estudios sobre el petróleo, el agua, los biocombustibles, la conservación del medio ambiente y el cambio climático.

La UNAM es parte importante de este esfuerzo; cuenta con los recursos y los científicos más preparados, algunos de ellos laureados con el premio Nobel, pero hay que cuidar que dichas tareas se concreten en acciones, en hechos reales, para lo cual hay que reforzar las correas de trasmisión con los actores que las pueden traducir en leyes y acciones concretas.

En este sentido, en la Fundación Colosio estamos comprometidos con promover foros de esta naturaleza en donde no sólo se discuta el México que queremos, sino que se lleven a cabo las acciones pertinentes para hacer realidad el país que nuestros hijos y nietos nos reclaman. Esta es la exigencia que debemos enfrentar y a ella debemos responder con firmeza.

Muchas gracias
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MensajeTema: MARIZA   Petróleo, biocombustibles o alimentos Icon_minitimeDom Dic 21, 2008 10:21 pm

Discurso de Andrés Manuel López Obrador, en la Asamblea General por la Defensa de la Constitución y del Petróleo, realizada frente a la Torre de Petróleos

Amigas y amigos:

Estamos aquí, una vez más, en este día de la Bandera Nacional, símbolo de la libertad y de la independencia de nuestro país, para reafirmar la decisión de millones de mexicanos de no permitir bajo ninguna circunstancia que se privatice la industria petrolera en beneficio de particulares, nacionales o extranjeros.

Hace 70 años, en 1938, el presidente Lázaro Cárdenas del Río, expropió la industria petrolera y con esa decisión histórica, ese gran estadista, no sólo hizo valer la soberanía nacional, sino que abrió un nuevo horizonte a la economía del país. Desde entonces, en buena medida, México se ha desarrollado por el dominio que la nación ejerce sobre el petróleo y de eso, también, dependerá el futuro de nuestro pueblo.


Para sacar adelante al país y a nuestro pueblo del atraso y la pobreza, es indispensable desterrar la corrupción de la que se alimentan y nutren mutuamente el poder económico y el poder político de México.

Pero también es posible darle nueva viabilidad a la nación y garantizar el bienestar de los mexicanos, utilizando dos recursos fundamentales: la vocación de trabajo de nuestro pueblo y el uso racional de los energéticos, en particular del petróleo.


El principal recurso del país es su pueblo, es su gente: noble, generosa, creativa y trabajadora. No olvidemos que somos herederos de una cultura milenaria y de ahí dimana la mística de trabajo de nuestro pueblo.


Tengamos presente el ejemplo de los que por necesidad se han tenido que ir a Estados Unidos, allá logran con esfuerzo salir adelante. Ya están enviando remesas, cada año, a sus familiares por 25 mil millones de dólares. Si el pueblo de México fuese un pueblo flojo, indolente, no mejoraría en ninguna parte.

Desgraciadamente, aquí no hay oportunidades; desde hace mucho tiempo no hay movilidad social; antes el hijo del campesino, el hijo del obrero, del comerciante, del profesionista, podían progresar con el estudio o con el trabajo. Ahora se ha cancelado el futuro para la mayoría de los mexicanos.


Sin embargo, estamos seguros que cuando transformemos a México y se termine la opresión, nuestro pueblo desatará toda su creatividad, su talento y laboriosidad para engrandecer a nuestra Patria.

Pero esta cultura extraordinaria de responsabilidad y trabajo, aunque es muy importante, no es suficiente. Hace falta también apoyarnos en la utilización del petróleo como palanca del desarrollo nacional. Con el petróleo bien administrado podemos industrializar a México, crear empleos, abaratar el precio del gas, la gasolina y la electricidad, fortalecer nuestro mercado interno y garantizar el bienestar de la población.


Ahora bien, conviene preguntarnos: ¿por qué si contamos con este recurso estratégico, que pocas naciones poseen y que es el motor de la economía mundial, los gobiernos neoliberales en vez de convertir a México en una potencia energética, han dejado de invertir en exploración, en refinación, en petroquímica, en investigación y desarrollo tecnológico, y nuestro país se ha convertido en exportador de crudo e importador de productos con mayor valor agregado?


La respuesta, aunque parezca increíble es que, desde hace 25 años, desde que vienen imponiendo esta política neoliberal, todos los gobernantes han mantenido como dogma, la idea fija el privatizar a Pemex, y no les ha importado arruinar a la industria petrolera para tener el pretexto de convertirla en un negocio de particulares.

Tengamos en cuenta que la política económica neoliberal no sólo ha empobrecido a la mayoría de los mexicanos, sino que ha propiciado la entrega de recursos y de empresas públicas para provecho de unos cuantos.

Desde 1983, han pasado a manos de particulares más de mil empresas públicas. Muchas de ellas de gran importancia, ya entregaron Teléfonos de México, Ferrocarriles Nacionales, las minas, los aeropuertos, las dos líneas aéreas, los bancos. Han privatizado el 35 por ciento de la industria eléctrica nacional y ahora quieren montarse en el negocio del petróleo.


Toda esta venta de activos del patrimonio nacional ni siquiera se ha traducido en mayor crecimiento económico ni en mejores condiciones de vida para los mexicanos; por el contrario, la economía ha permanecido estancada y no se han generado empleos. Por ello, nos hemos convertido en el país del mundo que más mano de obra exporta, expulsa, al extranjero.


Hoy el salario mínimo es menor, en términos reales, que en 1980. De entonces a la fecha, la deuda pública pasó de 80 mil millones de dólares a 300 mil millones de dólares. Y lo más dramático, es que se padece de una monstruosa desigualdad económica y social.

A la luz de estos hechos debemos entender el por qué, sin ninguna justificación técnica, financiera o administrativa, el gobierno usurpador ahora pretende privatizar el petróleo.

Aquí reiteramos que es falso que falte dinero o tecnología para modernizar la industria petrolera. Debe saberse que Pemex, a pesar de la corrupción y del mal manejo, es la empresa más rentable del país (extraer un barril de petróleo nos cuesta 4 dólares y se vende hasta en 80 dólares).

Pemex es la segunda petrolera con mayor flujo de efectivo del mundo. Los impuestos que pagó el año pasado, fueron de 60 mil millones de dólares, equivalentes al 38 por ciento del presupuesto del gobierno federal, y a más de tres veces, lo que pagaron de Impuesto Sobre la Renta, todas las empresas privadas del país.

En cuanto a la tecnología, es mentira que irremediablemente tengamos que asociarnos con empresas extranjeras y no se pueda contratar. Además hay trabajadores, técnicos, geólogos e ingenieros petroleros mexicanos con mucha experiencia.

No olvidemos que en 1938 cuando se expropió el petróleo, las empresas extranjeras nos sentenciaron que íbamos a salir a buscarlos, porque no íbamos a poder sacar adelante la industria petrolera.

En ese entonces, los trabajadores, los técnicos mexicanos, hicieron todo su esfuerzo, se emplearon a fondo y salió adelante Petróleos Mexicanos. Con más razón ahora, que hay más experiencia y que tenemos más capacidad técnica y capacidad científica.


Sólo los tecnócratas acomplejados y vende patrias, pueden argumentar que hoy Pemex no puede y que su entrega al sector privado, nacional y extranjero, es la única salvación.

No aceptamos, que se oiga bien y que se oiga lejos, nada que tenga que ver con privatizar Pemex o compartir la renta petrolera. Tampoco aceptamos eufemismos -- porque disfrazan las palabras y los términos y los conceptos-- que pretendan ocultar ese propósito.

Para nosotros asociación con empresas extranjeras, bajo el pretexto que no hay tecnología, es privatización; el poner acciones de Pemex en la Bolsa de Valores o la llamada democratización del capital, es privatización.

Es cosa nada más de preguntarnos o de consultarles a ustedes. ¿Cuántos de los que están aquí participan, apuestan, en la Bolsa de Valores? Que levanten la mano.

No es posible que se quiera poner acciones en la Bolsa de Valores, para beneficio de unos cuantos. El petróleo es de todos, hasta de la gente más humilde de este país. No es para una minoría, es de todos los mexicanos.

Permitir la entrada del capital, nacional o extranjero en la refinación, es privatización; y aquí quiero también dejar en claro que la socorrida autonomía de gestión para que un consejo de administración “profesional” decida, supuestamente con independencia, el futuro de Pemex, también es privatización.

Es más, esto huele a lo que querían hacer con el Sistema de Administración Tributaria, con todo lo que tiene que ver con los ingresos del gobierno, antes de las elecciones del 2006; es decir, dejar la política de ingresos en manos de los potentados para evitar que desde el Poder Ejecutivo se promoviera una verdadera reforma fiscal.

O a lo mejor quieren una especie de IFE, que supuestamente se maneja con independencia, cuando todos sabemos que sus integrantes no son más que empleados del PRIAN.

Y por si fuera poco, todo ello es violatorio de la Constitución. Que se entienda bien, que no lo olvidemos: Los recursos energéticos no son del Estado ni mucho menos del gobierno, pertenecen a la Nación. Son recursos de todos los mexicanos.

Si realmente quieren fortalecer a Pemex, no hace falta modificar el marco legal, es cosa de reducir el gasto burocrático y terminar con los privilegios de los altos funcionarios públicos, para destinarle a Pemex más recursos económicos, o cuando menos, entregarle los excedentes que se obtienen por los precios altos del petróleo, lo cual significaría aumentar al doble la inversión actual de este organismo, sin recurrir al endeudamiento.

No olvidemos que en el sexenio de Fox fue cando más dinero se recibió por la venta de petróleo. Fox obtuvo en su sexenio 335 mil millones de dólares y nada más de excedentes por precios altos del petróleo, en los últimos tres años, recibió 10 mil millones de dólares por cada año; es decir, hay dinero.

Como ahora, el año pasado también por excedentes del petróleo, se recibieron más de 10 mil millones de dólares y este año lo mismo, porque se fijó un precio por barril, en la Cámara de Diputados, de 49 dólares y, como todos sabemos, se está vendiendo en 80 dólares.

Ese excedente significa más de 10 mil millones y si todos esos excedentes se destinan a fortalecer la industria petrolera, con eso es más que suficiente.

Pero ¿qué es lo que ha venido pasando? Que todo ese dinero se ha ido por el caño de la corrupción o se ha utilizado para garantizar los privilegios de los altos funcionarios públicos.

De modo que es falso que no haya dinero. Sí hay recursos suficientes para incrementar sustancialmente la inversión en Petróleos Mexicanos.

Pero sobre todo, lo que realmente hace falta es combatir la corrupción, empezando por hacer una auditoría, en la cual, entre otras cosas, se aclare la relación que existe de Felipe Calderón, Mouriño y Elías Ayub, con empresas extranjeras. Eso es lo que se debe hacer.

Ahí está el caso del reciente contrato de compra de gas a Repsol de España, por 15 mil millones de dólares, asignado sin que se presentara ninguna otra oferta y con gas extraído en Perú y revendido a la Comisión Federal de Electricidad, a precios elevadísimos.

Al mismo tiempo que se están quemando en la sonda de Campeche, en el complejo Cantarell, 700 millones de pies cúbicos de gas por día, porque no han querido ni les conviene resolver el problema de la contaminación originada por la inyección de nitrógeno a los pozos petroleros.

Esta irracionalidad no sólo ocasiona un daño ecológico, sino la pérdida de gas equivalente al 70 por ciento de todo lo que se compra en el extranjero.

Ante todo esto, vale la pena que se sepa quién es Juan Camilo Mouriño, el actual Secretario de Gobernación y principal promotor de la privatización de Pemex. ¿Quién es Mouriño?

Este funcionario es un traficante de influencias, como lo demuestra el hecho de que siendo presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados y posteriormente subsecretario en la Secretaría de Energía, con Felipe Calderón, obtuvo de Pemex contratos millonarios, mediante el procedimiento de adjudicación directa para beneficio de su empresa familiar.

Al respecto, voy a entregar en estos momentos a los Coordinadores Parlamentarios del Frente Amplio Progresista, toda la documentación que poseo: minutas, contratos y datos técnicos que demuestran lo que estoy afirmando y que deben servir a nuestros legisladores para pedir, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, la realización de las auditorías correspondientes.

Asimismo, convoco a servidores públicos, trabajadores petroleros, técnicos, empresarios y a todos los ciudadanos, a que aporten información sobre estos negocios realizados al amparo del poder público.
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MensajeTema: MARIZA   Petróleo, biocombustibles o alimentos Icon_minitimeDom Dic 21, 2008 10:28 pm

Amigas y amigos:

No le demos vuelta al asunto. Detrás de la pretensión de privatizar a Pemex, está la codicia de las minorías rapaces y de funcionarios corruptos.

Estos derechistas inmorales ignoran lo que decía don Jesús Reyes Heroles. Don Jesús afirmaba que: “Los únicos negocios que a los políticos o funcionarios nos deben interesar, son los negocios públicos”.

Nunca, como ahora, es tan aplicable la frase de Bertold Brecht, según la cual “el peor de todos los ladrones, es el político corrupto, lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

Amigas y amigos:

Defendamos el petróleo y la Constitución. Apoyemos el plan de resistencia civil pacífica que se ha dado a conocer y que se ha aprobado, para actuar de inmediato en caso de que quieran privatizar el petróleo. No nos confiemos.

Aunque estén diciendo que no va a haber privatización, recordemos que eso mismo decían con el Fobaproa y cuando el Desafuero; actuemos mejor de manera precavida; no olvidemos que recientemente, con la reforma a la Ley del ISSSTE, en 72 horas los legisladores del PRI y del PAN llevaron a cabo este agravio a los Trabajadores al Servicio del Estado, incluyendo a todos los maestros.

Por eso, desde ahora, hagamos asambleas públicas, informemos a la gente y formemos las brigadas para la Defensa del Petróleo.

Si antes no es necesario, el 18 de marzo, a las 5 de la tarde, nos volveremos a reunir en el Zócalo de esta ciudad.

Les pido, a todas y a todos, que nos ayuden a convocar, porque a veces se dificulta la comunicación, el invitar a la gente. Hay veces que no se alcanza avisar a todos.

Además, y eso es lo más importante, yo les recuerdo a ustedes que sin su apoyo, sin la participación de ustedes, no avanzamos. Como decía el presidente Juárez: Con el pueblo todo, sin el pueblo nada.

Por eso, les pido a ustedes que se convoque para el día 18 a más gente, que hagamos el compromiso de que cada uno de los que están aquí, en esta asamblea, invite cuando menos a tres personas más y, desde luego, que para entonces, para el 18 de marzo, para conmemorar el 70 aniversario de la Expropiación Petrolera, estén ya también presentes todos los brigadistas.

Nosotros queremos la paz y, por eso, vamos a defender el petróleo. Si se entrega la renta petrolera a particulares, nacionales y extranjeros, no habrá forma de mejorar las condiciones de vida y de trabajo del pueblo y se estaría cancelando en los hechos la posibilidad de transformar a México por la vía pacífica.

El despojo del petróleo dejaría latente el riesgo de una confrontación violenta, lo cual nos puede llevar a más sufrimiento, inestabilidad política y social, al predominio del uso de la fuerza y no necesariamente a la emancipación del pueblo.

Por eso es preferible actuar ahora y no permitir que la derecha termine por desestabilizar al país. Nosotros no queremos la violencia. Nosotros vamos a transformar a México por la vía pacífica. Nosotros vamos a seguir actuando de manera responsable, pero con firmeza y patriotismo.

Antes de terminar quiero expresar mi más absoluto desacuerdo con la reforma Judicial que, entre otras barbaridades, pretende autorizar el allanamiento a los domicilios, desapareciendo garantías individuales que consagra la Constitución.

También solicito, de manera respetuosa, a los dirigentes de los tres partidos del Frente Amplio Progresista, que se exploren todas las posibilidades legales hasta lograr la libertad de los presos de Atenco, de Flavio Sosa y de todos aquellos, hombres y mujeres, que están encarcelados por motivos políticos o sociales.

Amigas y amigos:

En 1938, el pueblo no sólo respaldó políticamente al general Cárdenas, sino que contribuyó con sus recursos para el pago de las indemnizaciones.

Por eso, más allá de lo que establece el Artículo 27 constitucional, está muy arraigada en la conciencia popular la idea de que el petróleo es de todos los mexicanos.

A nosotros nos corresponde defender esta conquista histórica. Hagamos el compromiso de no permitir que la derecha y sus aliados del PRI, nos regresen al porfiriato y nos conviertan en colonia.

¡El pueblo tiene la palabra!

¡La patria no se vende, se defiende!

¡En la democracia el pueblo manda!

¡Viva México!

¡Viva la Bandera Nacional!

¡Viva la Expropiación Petrolera!

¡Viva el Pueblo de México!

Muchas gracias.
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MensajeTema: JESUS   Petróleo, biocombustibles o alimentos Icon_minitimeDom Dic 21, 2008 10:29 pm

Por siempre López Obrador
Ni en mis más perversas pesadillas me hubiera imaginado que a estas alturas de 2008 el gran protagonista de los medios de comunicación iba a ser Andrés Manuel López Obrador.

¿Por qué? Porque se supone que el señor perdió las elecciones de hace año y medio, y cuando un candidato pierde, si no desaparece, al menos deja de ser de interés para la prensa escrita, la radio y la televisión.

Don Andrés Manuel no, él sigue siendo tema de debate, quien marca la agenda y quien da la nota tal y como hemos estado observando en los últimos días.

Como usted, yo también he visto, escuchado y leído cómo muchos comunicadores, algunos de los más famosos del país, se refieren a El Peje con desprecio, odio, ironía, rabia y rencor.

Y sí, mucho desprecio, mucho odio, ironía, rabia y rencor pero a final de cuentas los únicos que están quedando mal son ellos porque el señor López Obrador podrá parecer lo que esos periodistas quieran, gusten y manden, pero sigue siendo el gran líder emocional de nuestra nación.

Además, es muy inteligente porque se mueve como las mejores leyendas del espectáculo de los últimos 100 años.

Don Andrés Manuel no acepta que lo entrevisten cuando los medios lo quieran entrevistar, él decide quién le va a preguntar, sobre qué temas, cuándo y dónde.

Y los periodistas se ofenden, y se enojan, y declaran que no hay cerco informativo, le ofrecen sus espacios, y casi, casi, se ponen a sus órdenes.

¿No es increíble? Yo quisiera saber cuántos personajes de la política, la cultura, el deporte y el espectáculo mexicano se pueden dar los lujos que se da el señor López Obrador.

Y no sólo eso, ¿cuántos lo pueden hacer saliendo bien librados, cayéndole bien a determinados sectores de la población y siguiendo arriba en las listas de fuentes a consultar.

Porque Andrés Manuel López Obrador es como Carmen Salinas, puede hablar de lo que quiera y siempre es noticia. Siempre.

¿Qué pasa aquí? ¿Por qué el señor López Obrador tiene tanta presencia? ¿Por qué tiene tanto poder? ¿Por qué vende? Porque no es de verdad, es una fantasía.

Desde que perdió las elecciones, Andrés Manuel López Obrador dejó de ser un hombre de carne y hueso para convertirse en una representación simbólica de las inmensas frustraciones que tenemos los mexicanos.

Por un lado, hay gente que toma a don Andrés Manuel desde la perspectiva de la derrota, de la injusticia y del sufrimiento, y siente que se identifica con él, que es como él.

Y le da seguimiento a cada una de sus declaraciones porque son las cosas que diría, sensatas o insensatas, pero producto de toda esa rabia, discriminación y derrota.

Por otra parte hay personas que toman al señor López Obrador desde la perspectiva de la superioridad, del rechazo y de la intolerancia, y sienten que son diferentes a él, mejores que él.

Y le dan seguimiento a cada una de sus declaraciones para rebatirlas, porque son las cosas que jamás dirían, sensatas o insensatas, pero producto también de la rabia, de otra rabia, y de la discriminación, de otra forma de la discriminación, y de la de derrota, de otro estilo de la derrota.

La clave del éxito de Andrés Manuel López Obrador como fenómeno social es que siempre nos confronta con nuestras heridas más profundas, enoja y nos enoja porque sabemos que esas heridas jamás van a cerrar.

Lo peor que le podría pasar a este primer gran personaje de la mexicanidad del nuevo milenio es triunfar. Sería como si Pedro Infante no hubiera muerto, como si María Félix no hubiera sido una diva. Sería el final del mito.

¿Hasta cuándo va a durar el protagonismo de Andrés Manuel López Obrador en nuestra sociedad? Hasta que cometa un error como el Subcomandante Marcos, hasta las elecciones de 2012 o hasta que no surja otro personaje con el mismo peso en nuestra cultura popular.

¿Pero quién? Felipe Calderón no existe en términos legendarios, nadie se ha preocupado por inventarlo, se percibe gris, chiquito y sus colaboradores, en lugar de casarse con el imaginario colectivo, aparecen en las portadas de las revistas de sociales lo cual los convierte instantáneamente en enemigos del pueblo.

Quién sabe qué vaya a pasar en este país en los próximos años, pero quien ya compró boleto para la posteridad es Andrés Manuel López Obrador, como Colosio, como Clouthier. ¿A poco no?
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