Cantidad de envíos : 447 Edad : 63 Localización : Villahermosa, Tabasco Mexico Fecha de inscripción : 05/12/2008
Tema: ¡Mataron a Guty! Miér Ene 21, 2009 10:04 pm
Por Alberto Barranco Chavarría
¡Mataron a Guty!
La noticia, pese a lo profundo de la noche, corría, desbocada, en busca de resuello por las calles del México viejo con centro, epicentro, incendio, asalto, en el Salón Bach de las calles de Madero: —¡Mataron a Guty!
La zancada devoraba la urgencia de los 5 metros que separaban al Hotel Ritz de la cantina más famosa de los 30’s, cuya fama era vieja. La casualidad, el destino, la suerte, cobijó el encuentro con el médico Pedro José Zepeda, quien certificaría la defunción del compositor de Flor, Granito de sal, Caminito del Mayab, Para Olvidarte…
—No hay nada que hacer.
Y a la medianoche, elegante, serio, pálido de cuerpo y alma, el maestro Agustín Lara reconoció el cuerpo en la 4a Demarcación de Policía.
En el largo desfile del no-esposible, parece-mentira, alcanzarían también la plancha de mosaico helado el compositor Alfonso Esparza Oteo y Enrique Romero Courtade, secretario general del Departamento Central.
El cuerpo viajaría en la madrugada a una casona de las calles de Guanajuato de la colonia Roma en una ambulancia de la funeraria “Alcázar”, donde le aguardaba una madre enloquecida.
El velorio, sin embargo, se realizaría a 3 cuadras de ahí, en Monterrey 186, donde vivía el compositor yucateco.
De ahí saldría una vez más el cadáver para la autopsia de ley en el Hospital Juárez del viejo barrio de San Pablo, practicada por el célebre médico José Rojo de la Vega.
Cinco impactos de bala, 3 de ellos mortales de necesidad. La muerte fue instantánea.
Guty Cárdenas tenía sólo 26 años.—
¡Extra! ¡Extra! ¡Escándalo en el Salón Bach! ¡Clausuraron el antro!
Pleito de cantina
A don Augusto Alberto Cárdenas Pinelo le había llegado la noche de su mal, el 5 de abril de 1932, al bar que en alguna ocasión, al fragor de una remodelación, ocupara un espacio de la casona que fuera del rico más rico de la Nueva España, el minero José de la Borda, ubicada en la acera de enfrente, tras agotar su agenda en el programa radiofónico Cancionero Picot.
Eran pasaditas las 9 de la noche.
Venía vestido de charro. Los galones de plata. El sombrero. La pistola. Los botines. La guitarra inseparable a la que había bautizado como “Pancho”. Aquella en que meses antes se había bebido enterita una noche en La Habana, acompañado del poeta Nicolás Guillén, quien lo describiría como “pequeño, nervioso, sonriente…”
La velada se inició en un discreto reservado. Sólo él y ella: Rosa Murillo, amiga inseparable del compositor que grabara su primer disco en Nueva York. A la fiesta se unirían más tarde el cantaor español Jaime Carbonell, conocido como “El Mallorquín”, y un amigo de éste, el empresario teatral Eduardo Gálvez Torres.
Guty cantaba sus canciones acompañado por un cancionero llamado Arturo Larios: Flor se llamaba / Flor era ella / Flor de los bosques en una palma / Flor de los cielos en una estrella.
El jolgorio se hizo grande al arribo de los hermanos españoles José y Ángel Peláez Villa, quienes invitaban a la concurrencia a beber de una botella de coñac metida de contrabando.
Integrados los alegres ibéricos a la tertulia, de pronto alguien pidió que cantara “El Mallorquín”, acompañado de la guitarra del compositor.
Y, al fragor de las copas, uno de los hermanos Peláez Villa lanzaría la puya: “¡Eso sí es cantar!”, lo que irritó a Guty, quien se paró para responder la indirecta.
El incidente, empero, lo cortó una propuesta: que los gallitos se jugaran su fuego en un duelo de vencidas, “fuercitas” dirían algunos. Y desnudos los brazos derechos de Cárdenas y José Peláez Villa, se inició el combate, que ganaría Guty, pese a la corpulencia del rival.
La derrota molestó a los españoles, quienes abandonaron el rincón para refugiarse en la barra. Hasta allí los siguió, loco de rabia, Guty… para recibir, a la par de una catarata de insultos, un botellazo en la cabeza del perdedor de la pelea.
Tambaleante, Guty sacó su pistola de utilería en acto reflejo de defensa, recibiendo 5 balazos del hermano del agresor, uno de ellos en el corazón.
Descargada toda la pistola calibre .38 de Ángel Peláez Villa, al parecer otro de los tiros le pegaría a su propio hermano, por más que en la confusión más de alguno juraba que Guty sí había disparado.
El plomo penetraría entre la 7a y la 8a costillas de José, a quien se trasladaría media hora después al hospital de la Cruz Verde ubicado en las calles de San Jerónimo.
El hermano fue detenido.
Dicen que en su última actuación pública Guty había cantado su canción más sentida: Para olvidarte a ti. Dicen que Rosa Murillo escondió el arma del compositor en una de sus medias. Dicen que en una de las bolsas del pantalón ajustado llevaba la letra de otra que se quedó en el aire. Dicen que preparaba una nueva temporada en el Teatro Lírico.
Dicen que tenía “mala copa”.
Escenario del escándalo
Clausurado durante 2 semanas tras la tragedia, el Salón Bach de Madero 32 alargaría sin embargo su vida 2 décadas más, siendo destruido para dar paso a una sucursal bancaria.
Ubicado originalmente en la planta baja de un edificio de 3 pisos que fue demolido en 1924… para construir otro que se terminó en 1927, regresando la tradición al sótano, éste se había inaugurado en 1894.
En el largo recuento se anotan las tardes lánguidas del poeta Manuel Gutiérrez Nájera, conocido como “El Duque Job” o “El Cura de Jalatlaco”, quien agotaba su velada solitaria con sólo 2 copitas de ajenjo.
A la famosa cantina llegaba la redacción en pleno de la Revista Moderna que dirigía Jesús E. Valenzuela e ilustraba el pintor Julio Ruelas, cuyo color oscuro de la piel era objeto de burlas.
Ahí rumiaba sus malos humores el poeta Salvador Díaz Mirón, aquel que siendo director del diario El Imparcial colocaría como cabeza principal tras una visita a la redacción del dictador Victoriano Huerta, que el general les había dejado su perfume de gloria.
Lo cierto es que tras el crimen que a decir de los diarios de la época “conmovió al país”, el Salón Bach se volvería más famoso. La curiosidad llegaba en oleadas a reconstruir la escena en la imaginación. Algunos juraban que en la noche se oía aún la voz de Guty.
Tristes y breves
Grabado en Nueva York en 1931, un año antes de su trágica muerte, Guty Cárdenas incluía en su primer disco el bolero A qué negar, una de cuyas estrofas hablaba de lo tristes y breves que son nuestras vidas.
Nacido el 12 de diciembre de 1905 en Mérida, Yucatán, Augusto Alberto Cárdenas Pinelo aprendió a tocar la guitarra literalmente de la mano del maestro Ricardo Palmerín, aquel que le pondría música al poema de Luis Rosado Vega Peregrina, en honor de la periodista estadounidense Alma Reed, el amor de la vida del gobernador socialista yucateco Felipe Carrillo Puerto.
Hijo de un músico y una cantante, muy joven Guty cantaba a dueto con Carlos Renán Cámara, conocido como “Chalín” Cámara. En una velada lo descubrió el genial compositor Ignacio Fernández Esperón, “Tata Nacho”, quien le convenció de regresar a la Ciudad de México ya no como estudiante sino como artista.
El gran golpe llegaría en 1922 con el concurso “La fiesta de la canción” celebrado en el Teatro Lírico. Guty alcanzaría medalla de plata con su canción Nunca (Nunca, nunca, nunca / pensé que me amaras / Cómo iba a pensarlo / tan pobre que soy), que interpretó el inolvidable Trío Garnica Ascencio.
Un año más tarde el compositor triunfaba en Nueva York en dueto con Nany Torres, y de vez en vez con “Chalín” Cámara. Ahí conoció a los cubanos Adolfo y Conchita Utrera, los argentinos Genaro Veiga y Gregorio Núñez y el colombiano Jorge Añez. Ahí llegó a ser el director artístico del Departamento de Música Latinomericana de la disquera Columbia.
Casado en 1931 con Ann Patrick, el compositor había regresado a México para realizar presentaciones teatrales y participar en programas radiofónicos.
Inolvidable fue el espectáculo Caminante del Mayab y Xtabay, a Lírico lleno.
Jesús E. Salgado Master
Cantidad de envíos : 1140 Edad : 81 Localización : Sur de California/ dentro de poco Sur de Sinaloa Fecha de inscripción : 07/12/2008
Tema: Re: ¡Mataron a Guty! Miér Ene 21, 2009 10:58 pm
Lo mataron por causa de sus borracheras, Guty Cárdenas siempre que se emborrachaba sacaba su pistola y echaba bravatas. Solo que con este rival se encontro la orma de su zapato pues tambien venia armado, ipso facto al sacar a relucir Guty su pistola el contrincante saco su arma y le disparo a Cárdenas.
Nadie puede negar que el Yicateco era un gran talento musical, pero tampoco lo que los conocián de tiempo tratas pueden negar de su machismo
Información tomada de wikipedia
Mucho se especuló sobre el motivo de esta riña, pero testigos presenciales afirman sin ningún género de dudas que fue el Guty quien inició la balacera preso de embriaguez alcohólica al disparar al cliente de la cotorrera cuyo hermano respondió con certeros disparos que trucaron la vida del prometedor artista.