“¡ESTAMOS HAAAAARTOS!”

Los experimentos en política significan revoluciones
Benjamin Disraeli

“SI NO HAY JUSTICIA por parte de las ‘autoridades’ habrá venganza por parte del pueblo”, gritaba desesperado, exasperado también, el padre de una de las criaturitas calcinadas en la guardería de Hermosillo, Sonora, hace ya casi tres semanas. El desgarrador video de la manifestación del 13 de junio es inenarrable.

“Sólo se burlan de nosotros”, dice el protagonista de este doloroso trance, quien además se declara culpable de la tragedia “por pagar impuestos… por confiar la guardería…”, por tolerar que todo México “sea una basura”… y por tal demanda, exige, que el “gobernador” Eduardo Robinson-Bours Castelo vaya a aprehenderlo.

“¡Estamos haaaaartos!”, también grita.
Y ese grito no es aislado. Es compartido por cada vez más millones de mexicanos cansados de padecer a la peor de todas las “clases políticas” del Continente, misma que mantiene al país en el peor de todos los escenarios que del retroceso social, económico y moral se pudieran imaginar.

No. No hay justicia. Desde el día mismo del incendio de la guardería todo ha ido en lanzarse unos a otros la responsabilidad y la culpabilidad.

El colmo, empero, es la demanda que el director general del IMSS, Daniel Karam, ha entablado en contra del también fallido gobierno sonorense –para no variar, nacido de un fraude electoral--, que encabeza el prepotente y pseudo-aristócrata Robinson-Bours Castelo, quien ante las críticas suele ampararse bajo las faldas de las damas. Se de lo que hablo.

El hartazgo nacional es evidente. Aunque aún tiene grados. El más leve es el que sólo se enfoca en lo electoral y que, por tal, se manifiesta en “el voto en blanco”, “la anulación” del sufragio o, cual propone el empresario Fernando Martí –investido del protagonismo más descarado, a partir del asesinato de uno de sus hijos— el del voto a cambio de compromisos.

Un hartazgo light, en todo caso, pues se centra única y exclusivamente en el día de los comicios y no va más allá de la exigencia mayoritaria de que en el país se asiente verdaderamente una democracia participativa que, para empezar, elimine la corrupción que endémicamente domina en el territorio nacional.

El otro hartazgo es el verdaderamente preocupante. El que llama a la rebelión, cual orgánicamente ya lo hacen grupos cual el de “La Otra Campaña” o, aislados, como el lanzado por el padre de familia hermosillense, doloroso, certero, desgarrador, rencoroso.

No obstante, con todo ello el cinismo de los políticos y funcionarios no mengua y, menos aún, se desvanece.
Allá ellos, en su submundo de intereses, jugando a la guerrita en contra del narcotráfico y, en realidad, militarizando buena parte del territorio nacional que ni así controlan, porque los barones de la droga y del lavado de dinero les tienen más que fotografiadas las placas de su asquerosa ambición económica.

Allá ellos, en sus cloacas, repartiéndose los dineros públicos a través de negocios turbios, sin que les importe un bledo la salud, la alimentación, la vivienda, la educación de las familias de los contribuyentes… Creen que con programitas asistencialistas –invariablemente condicionadas a la emisión del voto a favor del partido en el poder—, cual botana, entretienen “el hambre y la sed de justicia” que desde hace más de un siglo diagnosticaba El Maestro de América, Justo Sierra Cassasús.

La brecha crece entre hartazgo social y cinismo de la clase dominante: funcionarios que no funcionan… políticos a los que sólo les interesa saquear a la polis… empresarios que no emprenden y sólo buscan subsidios y canonjías… periodistas que no informan y sólo se hacen eco del boletín oficial…

¡Estamos haaaaartos!, se oye gritar con rencor.
Y el rencor social ya sólo puede dar paso a otro tipo de protestas.
“Si no hay justicia por parte de las ‘autoridades’ habrá venganza por parte del pueblo”, dijo el padre de la criatura calcinada en la cloaca de corrupción que no es sólo la guardería ABC, sino todo el fallido sistema político-económico-social mexicano…

Índice Flamígero: Sugerencia de un lector del DF: “Ya hicieron el concurso del trámite más inutil. Lo natural es que ahora se haga el concurso del burócrata más inútil. Acotado, por supuesto, al dumb squad (Marcela Gómez Zalce dixit) o "los leales”. Aunque va a estar reñido, Molinar puntea. En el IMSS, obras sin terminar, corrupción en la asignación de los contratos de obras y guarderías, ganador del trámite más inutil, etc.

En SCT, maniobras para pago de facturas políticas, proyectos como punta Colonet cancelados, litigios perdidos con su mentor (Altamira), subejercicio presupuestal, retraso en la cacareada inversión en infraestructura para reactivar la economía... En la premiación del trámite más inútil dijo que los (dis)funcionarios debían ponerse en los zapatos de los usuarios. Se le olvidó decir que tales usuarios son también los que le pagan, en exceso, a él y a su PANdilla de "colaboradores"… El premio al concurso del burócrata más inútil puede ser dos meses de sueldos y prestaciones del laureado, más el 5% de los contratos asignados por el prócer en el último año. Así no nos costará a los ciudadanos.

Hay que pedirle a Calderón que se haga cargo de aplicarle el premio al ganador. Es lo menos que nos debe, después de que nosotros pagamos el premio al concurso que él hizo…”. Sin comentarios.