En un video del 2005, Cecilia Romero, ante líderes de organizaciones de derecha y sacerdotes, cerró su charla contra el aborto diciendo que debían votar por Calderón y no por Creel, porque sólo Calderón respaldaría el proyecto de país del PAN conservador y religioso.
Cuando el Presidente decidió nombrar a Cecilia Romero comisionada del Instituto Nacional de Migración, lo hizo por una razón, aunque la señora ignorase todo sobre el tema: su representatividad ante la ultraderecha (ser suegra de César Nava, seguramente fue algo que ayudó). Esta funcionaria declaró a El UNIVERSAL que el turismo sexual, tráfico de personas, comercio de mujeres, redes de pederastia, plagio y violencia contra miles de migrantes son “males de la humanidad” que México no puede erradicar. Lo que nos faltaba.
La declaración es grave y evidencia las debilidades e inconsistencias del gobierno federal para enfrentar al crimen organizado. Existen 12.3 millones de víctimas de trata en América Latina, y México está entre los líderes de consumo y tránsito.
Los errores de Calderón al elegir a su gabinete se hacen evidentes con casos como el de Romero. El gobierno mexicano ha firmado los tratados internacionales que le comprometen a combatir este delito, pero las y los funcionarios de alto nivel, incluida Cecilia Romero, se niegan a entender que la trata de personas se vincula con el tráfico de drogas y armas. Los grupos criminales trabajan paralelamente y cada vez más narcotraficantes entran al negocio de la esclavitud humana. La guerra antidrogas ha abaratado la cocaína a tal grado que cada vez es más accesible para nuestros hijos. Así la explotación de mujeres, niñas y niños va en aumento. Lo que Romero evidencia es que el gobierno federal no acaba de entender que la impunidad es un elemento transversal a toda actividad delincuencia, que incluye servidores públicos y criminales. Lo peligroso es que esta mujer es la responsable de cuidar las porosas fronteras mexicanas, y además de mostrar su ignorancia, da por vencido a México.
Romero debería saber que no es sólo cuestión de abatir la corrupción de servidores públicos. Diversos países han asumido estrategias efectivas como las leyes más severas contra el lavado de dinero, la penalización de quienes consumen sexo comercial, la protección real de las víctimas; la base de datos internacional de viajeros consumidores de turismo sexual infantil, la prevención y educación en la industria turística y la capacidad investigativa y económica de policías especializadas. Resulta curioso que Cecilia, perteneciente a MURO y católica contumaz, no haya mostrado en esta larga entrevista, un solo atisbo de indignación moral ante este delito que arrebata la dignidad y la vida de millones de personas. Romero aseguró que Dios y Calderón la tendrán a cargo del INM hasta 2012. ¿Será posible?