Jaime Francisco Navarro A Columnista
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| Tema: ¡Qué envidia de Presidente! Vie Ene 29, 2010 10:41 am | |
| JUEVES 27 DE enero, alrededor de las 20:15 horas. Suena el teléfono. Al otro lado de la línea la voz de mi amigo Miguel, quien sin más pregunta: -- ¿Estás viendo a Obama? -- No –le respondo--, al tiempo que tomo el control del aparato televisor y de inmediato cambio de canal –ya no hacía yo caso a lo que se decía en el 229-- y sintonizo el 625. -- ¡Carajo! ¡Qué envidia de Presidente! –me dice Miguel y se despide.
Coincido, con mi amigo quien es un agudo observador político.
Para empezar, la prestancia. Looks presidential, como dicen los estadounidenses. Y eso es primordial. Ser y parecer. Obama, seguro de sí mismo, domina el escenario del Congreso del país vecino, en donde está rindiendo su primer informe del estado que guarda la Unión Americana tras su primer año de mandato. Exuda seguridad. Hasta se sale del guión y hace acotaciones en broma. Y sí, ¡carajo!, ¡qué envidia de Presidente!
Tanta es la seguridad en sí mismo que, en su discurso, Obama acepta las limitaciones que ha tenido que enfrentar en los primeros 372 días de gestión desde la Casa Blanca. Sus fallas y errores, incluso. Nada de mediocridades. Nada de culpar a otros de lo que salió o resultó mal en el ámbito de sus responsabilidades. No inculpó al Congreso, por el contrario, instó a sus opositores a trabajar juntos. ¡Qué diferencia! ¡Qué envidia! ¿O no?
Lo más importante de la intervención de Obama, empero, fue el fondo. No hablaba a los políticos de Washington ni para los políticos de Washington. En todo momento, su mensaje iba dirigido a quien, trabajador, comerciante, empleado, agricultor, estudiante, ama de casa, lo veía a través del televisor.
¡Qué diferencia! Y es que por acá, los políticos hablan sólo a los políticos y para los políticos. Que si la reforma política. Que sí las alianzas. Que si las prerrogativas. Que si el precandidato. Que si el 2012. De la gente y para la gente, nada.
¡Qué envidia de Presidente! ¿A poco no? Porque las cifras millonarias que el señor Obama leía en el teleprompter, siempre tenían como destino a la clase trabajadora, a la clase media, a los estudiantes. Para créditos. Para estímulos fiscales. Para becas. Acá también escuchamos números parecidos.
Pero son para subsidios que pocas veces o nunca llegan a la población. Son para los bancos a través del Fobaproa-IPAB.
O para pagar liquidaciones a quienes, como los trabajadores de la desaparecida Compañía de Luz y Fuerza, se les ha quitado a la mala su fuente de ingresos.
Habló Obama de impuestos. Pero no para anunciar que los elevaría. Por el contrario, anunciando beneficios fiscales y recortes de impuestos, para que la gente tenga dinero para comprar alimentos y combustibles. Acá encarecen la gasolina, el diesel, el gas, la electricidad y la gente tiene cada vez menos dinero para adquirirlos. Elevan los impuestos, y alejan la comida de la mesa de los mexicanos.
¡Qué contraste! ¡Qué Presidente! ¡Qué envidia!
Tienes razón. Miguel. Gracias, también, por recordarme la hora de sintonizar el speech del señor Obama, justo cuando estaba yo la mar de aburrido escuchando el repetido trino de los jilgueros que insisten que por acá vamos “a toda ma…”
Índice Flamígero: Un día, Marcelo Ebrard aplaude la alianza del PRD con el PAN y, justo al siguiente, se lanza en contra del gobierno panista que decidió interponer una acción de inconstitucionalidad contra las reformas al Código Civil capitalino que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción de infantes. ¡De locos!, ¿no cree usted? Un día se alía. El otro no.
Mientras en EU dicen hacer política para los ciudadanos, en México los políticos sólo abordan temas que sólo a ellos importan | |
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