Tabasco, el nuevo enfrentamiento

Tabasco: otro tiradero de AMLO
+ Núñez contra hermano incómodo

Carlos Ramírez

Luego de dejar en el DF un tiradero electoral porque no pudo imponer al candidato de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia del partido, el priísta-perredista Arturo Núñez Jiménez aterrizó en Tabasco para comenzar a mover las aguas políticas y quedarse desde ahora con la candidatura a gobernador que se elige en el 2012.

Se trata del mismo Núñez que tiene una larga cola de mapache electoral en el PRI.

Ahora han comenzado a reproducirse los elogios a favor de Carlos Salinas el 6 de julio de 1988, cuando el PRI operó el escandaloso fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas.

Las irregularidades de Núñez como miembro de la comisión técnica electoral perredista que tenía la instrucción de López Obrador de ungir al pelele Alejandro Encinas como presidente electo del PRD tienen así antecedentes priísta.

Aunque como están las cosas, ahora se sabe que lo bien aprendido nunca se olvida.

Las trampas electorales de Encinas tuvieron el aval de Núñez.

La biografía política de Núñez es inolvidable.

Sería el prototipo de los priístas que hicieron cochinadas de todo tipo en el tricolor y esperaron altas candidaturas de premio. Pero al ser soslayados, se fueron con su cochinero a otra parte pero para comportarse igual de priístas.

Por eso a los que salieron del PRI y ahora rodean a López Obrador se les conoce como priístas-perredistas, no como ex priístas.

Al final, López Obrador representa la restauración del viejo PRI.

La noche del seis de julio de 1988, cuando se cayó el sistema de oficial cómputo para quitarle votos a Cárdenas y dárselos a Salinas, Núñez era el representante del PRI ante la Comisión Federal Electoral.

Y hay que releer los elogios de Núñez a Salinas, la defensa apasionada del PRI y las burlas contra los cardenistas que luego de ese fraude electoral fundaron el PRD.

Y como siempre, los caminos se juntan.

Hoy en el grupo de López Obrador confluyen varios de los operadores del fraude de 1988.

Ahí está Manuel Camacho, el arquitecto del proyecto político y neoliberal de Carlos Salinas, que manejó la estrategia política ese 6 de julio.

Y se acaba de incorporar Manuel Bartlett, nada menos que el operador de las maniobras cibernéticas del 1988. Bartlett era entonces secretario de Gobernación, presidente de la Comisión Federal Electoral y, obviamente, cancerbero del PRI para impedir cualquier derrota: Bartlett fue el inventor del fraude patriótico en donde, claro, el PRI encarnaba la Patria.

Sin haber resuelto la crisis electoral en el seno del PRD, Núñez ahora enfocó sus baterías contra Tabasco.

Acaba de arrancar su campaña de desprestigio contra el gobierno priísta de Andrés Granier.

Lo malo de Núñez no radica en su ambición de ser gobernador que varias veces Roberto Madrazo se las echó a tierra con mucha facilidad, sino en el juego sucio que ha sido visto con malos ojos en Tabasco.

Núñez se ha comenzado a meter con la familia de Granier.

La críticas de Núñez son familiares, pues todas sus críticas contra Granier las endulza con la frase de que “conste que es mi compadre”.

Así, la lucha política ha comenzado y Núñez ya dejó claro que no habrá reglas y que él atacará con todo a nivel personal.

La prisa de Núñez tiene una razón: el nuevo presidente estatal del PRD, producto también del fraude lopezobradorista, es el hermano incómodo José Ramiro López Obrador, a quien nunca le importaron las investigaciones por fraudes cuando fue alcalde de Macuspana y ahora quiere ser el próximo gobernador de Tabasco.

La guerra política local en Tabasco tendrá repercusiones nacionales.

Derrotado en las elecciones presidenciales, violentado en su lucha callejera, hecho ya a un lado en el PRD por la derrota de su pelele Encinas y sin el control del debate energético, López Obrador ha convertido a Tabasco en su meta prioritaria.

Sólo que todo está decidido, en un acto de nepotismo al estilo PRI, a que el candidato de López Obrador a la gubernatura de Tabasco sea otro López Obrador. Hasta ahora Núñez no ha criticado el nepotismo de su líder.

En este contexto se localiza el auto posicionamiento de Núñez. Sus ataques contra Granier y contra su secretario de Gobierno Humberto Mayans quiere ganarle espacio en medios a José Ramiro.

Muy a su estilo de político tropical priísta ahora circunstancialmente en el PRD, Núñez quiere convertirse en el rayito de esperanza tabasqueño.

Pero más que Granier o Mayans, el verdadero adversario contra el que va Núñez es el hermano incómodo del caudillo perredista.

El problema del PRDF en Tabasco radica en la cohesión del PRI. Como en pocos estados --quizá nada más en el Estado de México--, los priístas tabasqueños se han consolidado como un grupo. Por eso Núñez quiere dividir al equipo de Granier.

Pero por eso, por ese priísmo unido en Tabasco, López Obrador nunca pudo ganar la gubernatura por la que compitió directamente dos veces y tres veces por medio de su pelele Raúl Ojeda.

Es decir, el PRI de Tabasco ha humillado a López Obrador en cinco elecciones estatales.

Ahora llega el priísta, salinista y lopezobradorista Núñez Jiménez. Pero antes tendrá que derrotar la opción nepotista del hermano incómodo.

Aqui el grupo de lopez y Ancinas hicieron, raton loco, casillas zapato, coptaron votos y miles de trampas que traen bien aprendidas de esa forma impusieron al "espurio" pepin lopez obrador (espurio porque gano es la moda) y Raul Drouvalier sera en lo sucesivo el "lejitimo"

Casilla de 1000 a favor de Ancinas y cero por Ortega, uffff si que hubo trampa.

saludos
sbolio