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Tema: Sobre los ricos queretanos, tradición y ladicion Dom Ago 23, 2009 10:44 am
De entierros, tesoros y uno que otro fantasma un texto de Margarita Ladrón de Guevara http://www.oem.com.mx/diariodequeretaro/notas/n1286667.htm
Querétaro, Querétaro.- ¿Qué es un tesoro? Pregunta Jaime Zúñiga Burgos al lector de su libro. Y le responde con la definición de la Real Academia de la Lengua: un tesoro es, "cantidad de dinero, valores u objetos preciosos, reunida y guardada". Coincidiremos en que cada quien tiene su tesoro guardado y todos alguna vez soñamos con encontrarnos un tesoro típico de los cuentos y leyendas: enterrado, un cofre de oro brillantemente aparece ante nosotros para hacernos felices por la eternidad. Y en el libro ...De entierros, tesoros y uno que otro fantasma, se describen deliciosas historias sobre enterramientos, tesoros y el inseparable fantasma que, dice el autor, tiene cada tesoro -¡imaginemos el fantasma que tiene el tesorito que por ningún motivo quiere dar Laura León!-.
En los tiempos que hoy vivimos, si de un día para otro nuestro vecino de clase media se compra un coche del año, algo así como una Hummer, y al otro día vemos que la señora tiene chofer y carga joyas y ya no nos saluda porque se le ensucia su manicure, no vamos a creer que se encontró un tesoro debajo del árbol del jardín, lo más seguro es que pensemos que se metió al narco. Pero esto no pasa en el Querétaro que describe Jaime Zuñiga Burgos, en donde las familias queretanas que viven en el centro escuchan el rumor de que su vecino al fin encontró el tesoro de don Timoteo Fernández de Jáuregui, como le sucedió al doctor Juan Vera, por ejemplo.
Para describir el trabajo de historiador que hace Jaime Zúñiga Burgos, citaré a Alejandro Obregón, director del Archivo Histórico del Estado, quien a su vez recurre al historiador Luis González y González en el libro Nueva Invitación a la microhistoria, al hablar de José Guadalupe Ramírez Álvarez, personaje imprescindible del Querétaro de la segunda mitad del siglo XX, en la tercera edición de Querétaro en los siglos, publicada en febrero pasado. Entonces, tenemos que -en palabras de Alejandro Obregón- Luis González y González afirma que el género histórico es múltiple, con lo cual agrupa en tres los tipos de investigación o descripción histórica a la cual los autores se pueden ceñir.
Primero, tenemos a la historia crítica, la cual es vista como la cumbre del quehacer histórico-científico; es la que se propone llegar a las últimas causas y consecuencias del acontecer histórico; pero para poder hacer historia crítica se necesita una preparación, arduas investigaciones y apurar el camino hacia las fuentes primarias como documentos y testimonios de primera mano, nada de tradición oral o narraciones escuchadas de generación en generación.
La historia crítica no encaja De entierros y tesoros y uno que otro fantasma, porque precisamente el rigor metodológico de un historiador no le permitiría escribir lo que Zúñiga Burgos escribió en la anécdota titulada Los millones del chaflán, en la página:
"Brigadas de albañiles, armados de pico y pala, apoyados por la escasa maquinaria con la que contaba el gobierno, comenzaron a trazas la calle, derribando construcciones cuyos propietarios, tratando de ganar terreno, se aventuraron a invadir la calle (...) El cambio podía ya apreciarse y acudían muchos visitantes curiosos, quienes pasaban unos minutos con la relajante actitud que produce la terapéutica tranquilidad mental de quien con la mente en blanco ve trabajar a un albañil, rascando con elegancia la tierra por tantos siglos imperturbada y con curiosidad adivinar, entre guijarros, raíces y la tierra negra los misterios que guarda y de acuerdo a la profesión que se tenga, dar paso a las interpretaciones filosóficas existenciales" p.33-34.
El lector agradecerá el que el autor se tome estas libertades y guiños, que saliéndose del meollo de la historia, que es el hallazgo del tesoro, nos describa con humor la cotidianeidad de un día del siglo pasado en que se construía la avenida Zaragoza.
El segundo tipo de historia que describe Luis González y González, es la historia monumental. Aquella que, dice Obregón, es menos pretenciosa y se contenta con épocas y lugares determinados, busca modelos para la conducta diaria de un pueblo, y también es la más peligrosa porque embriaga y conduce al delirio de grandeza. Y al igual que José Guadalupe Ramírez Álvarez, Jaime Zúñiga coquetea con esta definición, aunque no encaja del todo. Para acentuar lo que digo, recurro a Carlos Monsiváis, que en su libro "A ustedes les consta" el cual es una antología de la crónica en México, y dice:
"Escribir es poblar, escribir es distribuir rasgos y actitudes que se juzgan necesarios en la sociedad mexicana (...) Durante un periodo prolongado el detallismo de los cronistas sirve a un propósito central: contribuir a la forja de la nación describiéndola y, si se puede, reconvirtiéndola. Documentemos al país, cedámosle a los lectores los más variados y amenos ejercicios mnemotécnicos, que les de gusto y les adule los pormenores de comidas, paseos, crímenes célebres, festividades, conmociones políticas e innovaciones de la moda. El folclor -aún sin connotaciones peyorativas- está ahí, diseminado en banquetes, estrenos teatrales, pleitos, cárceles, hospitales... y centrado en el menosprecio al paisaje rumoroso: léperos y pelados, chinas y pinacates" (Carlos Monsiváis A ustedes les consta, 2006 p. 34).
El libro de Zúñiga Burgos está escrito en un estilo similar al usado por los cronistas del siglo XIX, en el que de destacaban las cualidades de los personajes -y aquí la referencia a la historia monumental, esa que enaltece los hechos-, y también por lo que Monsiváis describe como "el detallismo para forjar la identidad".
Zúñiga Burgos no sólo nos describe el hecho histórico o la anécdota del tesoro, sino que hace un delicioso recorrido por las calles del Centro de la ciudad nombrando una por una a las familias que las habitaban; describe las probas cualidades de los pobladores del Querétaro de los años 50 del siglo pasado y hace acotaciones que retratan a la perfección lo que damos en llamar como "queretaneidad". Nombres, apellidos y hasta la voz clara de algunas familias queretanas se leen en las historias de Zúñiga Burgos. Además de esto, el libro nos ubica justo en el periodo en que Querétaro inició su camino para convertirse en lo que es hoy, de ser una tranquila provincia en la que las casas se conocían por la familia que las habitaba, y como dijera Paco Rabell, a las muchachas se les reconocía hasta por la espalda, a la industrial y desarrollada ciudad de hoy; De entierros y tesoros nos ofrece un bello mosaico de lo que es la queretaneidad.
Y ¿qué esa queretaneidad? Recurro nuevamente a algunos pasajes del libro para dejar más claro lo que digo: Además, esto es un hecho histórico independientemente del tesoro que motiva a la anécdota. Zúñiga recuerda a la cenaduría que hubo donde hoy es el Congreso del estado y en una sola página nos habla de cuatro familias queretanas: don Timoteo Fernández de Jáuregui, los González Juaristi, el doctor Ignacio Mena Rosales y el doctor Juan Vera. La anécdota de estas familias lleva el título de "Don Juan Llaca, todo un pionero", y está enriquecida con la imprescindible descripción de los personajes aludidos: "Queretano de gran arraigo, nacido en San Juan del Río, don Juan Llaca se distinguió por ser un hombre rector y probo, emprendedor de varios negocios, deportista y ejemplar padre de familia, a la que supo inculcar las costumbres por él heredadas y le tocó también, como a otros muchos, vivir la economía de la posguerra (...) El polifacético señor Llaca comentó a sus amigos cercanos que había adquirido un equipo en Estados Unidos para la localización de tesoros" y continúa "Procedieron a buscar en sus propias casas y como niños con juguete nuevo, muy pronto se involucraron sin sentirlo en la obsesión de la localización de tesoros" (Zúñiga Burgos, p. 72-74)
Como dice Carlos Monsiváis: detallar las cualidades de los personajes, o como diría yo, resaltar los valores heroicos del hombre común.
Por último, el multicitado Luis González y González atina en llamar a la tercera categoría historia anticuaria. El maestro Alejandro Obregón coloca en esta categoría el trabajo del ex rector de la UAQ José Guadalupe Ramirez Alvarez, y yo pongo en esta categoría a Jaime Zúñiga Burgos. La historia anticuaria, y cito a Obregón, "es la cenicienta de sus hermanas; se origina en el corazón y en el instinto, es la versión popular de la historia, es la que cuenta el pretérito de nuestra vida diaria, del hombre común, de nuestra familia y de nuestro terruño".
Además de los tesoros y uno que otro fantasma, también protagonizan este libro los personajes que, como dice Carlos Monsiváis, fueron testigos privilegiados de lo que no tiene ninguna importancia. Dejando a un lado los tesoros, los personajes en el libro de Zúñiga Burgos hubieran pasado desapercibidos por los historiadores críticos. Pero para eso están los cronistas, los anticuarios de la historia, y Zúñiga los rescata haciéndolos protagonistas de la historia reciente de Querétaro y definiendo la queretaneidad que bien podría ser un tesoro.
ocelotlvuh Posteador
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Tema: Re: Sobre los ricos queretanos, tradición y ladicion Dom Ago 23, 2009 11:10 am
Pos antes que nada saludos, el comentario al post anterior va precedido de esta cancioncita en la voz de Chava Flores
En los últimos días en Querétaro han aumentado los personajes con “hummers”, por decir algo, ¿Será una coincidencia del regreso del PRI a la gobernatura? O quizá sea mas sencillo, y lo que es sabido por muchos pero callado por todos, es que la mera mera elite del narco se ha venido a Querétaro, en realidad no se si esto sea bueno o malo.
Durante años se hablo de una minitregua o maxitregua entre los carteles mas importantes del pais, que dejaban Querétaro para habitar, como una zona estilo “Suiza mexicana” donde el derecho a existir era lo primordial, pocos casos de ejecutados que hace años no se publicaban pero ahora aunque no son frecuentes se sabe de ellos, esporadicas balaceras pero si un montón de corretizas por las noches que nunca nos dicen de que se trato o que demuestran que la poli queretana no tiene razón de existir porque movilizar todas las patrullas para pescar a un monito ebrio que se dio a la fuga o alguna redada en un algún barrio de la periferia, no dan mucha satisfacción.
De cualquier forma, en algunos días sobre todo los domingos el centro se parece mas a Culiacán o Juárez, gente alta con aspecto de ranchero adinerado anda por el centro, y aunque se que es tiempo de gruperos estos últimos meses nos han visitado mas que en los cuatro años anteriores, ¿Alguien puede darme una pista?.
Pero también escucho a mucha gente no tan “bien parecida” hablar en un dialecto descocido,” ¡Que pasa mi raza!, on tan que no los veía ajum, Eiiiii , pos la verda´es que lo cazamos antes que nos diera pa.´tras”, con voz golpeada.
Y es que acá hablamos mas suavecito casi casi como se hacia pa´sus mercedes hace años, con ansina, endenantes, quesel, lo cual me dice que tendremos que aprender una nueva forma de hablar ¿“guachan”?
Según recuerdo cuando “tropas internacionales” coinciden en algún estado, tarde que temprano se empiezan los roces, porque los “juegos amistosos” no existen y es cuestión de una palabrita, pa que empiecen dos horas de balazos, y la verdad eso si escama,…..en Querétaro el domingo no hay ni pa.´ donde hacerse, y según he sabido los templos de las iglesias no son ya un lugar neutral y seguro, (aunque de eso ya platicamos).
El caso es que no se puede andar muy a gusto como antes donde te parabas con familia a dar la vuelta, al menos eso diría la prudencia si se pudiera hacer de lado la necesidad de no tener a tu gente encerrada, esto aparte de que por economía, poco se puede hacer, pero sacar a los crios a jugar y la esposa a que por lo menos se de una aireadita es imposible de no hacerlo.
Pues a ver que pasa, porque la verdad ese Querétaro donde caminabas, de noche y era raro que asaltaran, ya quedo en los ayeres, hoy a las 10-11, y los jardines tienen gente, y hasta globeros, los antros están con personas adentro en mayor o menor cantidad, y deambula gente diversa rama social, pero con miedo, no como era cuando Yo aun andaba en los 20.
México el país de la abundancia , si señor como de que no-