Mentiras y más mentiras, igual a confusión-corrupción

¿Cuál será el límite al que se puede llegar abriendo la boca en demasía, sobre todo sin sustento alguno? ¿Acaso quien hace de esto una práctica cotidiana, no conoce el dicho que reza: “En boca cerrada no entran moscas”? O ¿piensa que nunca se descubrirán sus falsedades?

Esta actitud constante de hacer declaraciones apresuradas, sin sustento o prueba alguna, en su mayor parte mentirosas, ha sido la tónica con la que se ha manejado Patricia González, devaluando aún más la credibilidad que le llevó a ocupar tan honroso y delicado cargo, mediante una terna formada con “los mejores” para ser Procurador (a) de Justicia del Estado de Chihuahua.

Recientemente declaró que después de “exhaustivas investigaciones” éstas han arrojado que la razón del secuestro del hermano menor de Benjamín Lebarón y la posterior ejecución de éste, junto con su cuñado Luis Whitman, estas últimas ocurridas en julio pasado, fueron consecuencia de envidias de parte de los hermanos Butchereit Ortega por el liderazgo eclesiástico de Lebarón y por la quiebra de un negocio. Supuestamente Benjamín era socio de Carlos Andrés Butchereit en un negocio en los Estados Unidos.

Esta relación comercial entre Benjamín y Carlos Andrés, parece ser una total mentira

Carlos Andrés fue detenido en noviembre pasado por la policía de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, acusado de ser presunto homicida de Benjamín y Luis.

Revisando las publicaciones y comentarios de aquí y de allá, anteriores a estas declaraciones de la procuradora relacionadas con estos hechos, se encuentra que en estos crímenes participaron de doce a veinte sujetos a bordo de cuatro vehículos de lujo, de muy reciente modelo, posiblemente uno de ellos blindado. Que si bien puede ser cierto que los hermanos tienen ligas con el crimen organizado, como también el que hubieran tenido una participación en estas ejecuciones, no cuentan con los recursos económicos ni con la intelectualidad suficiente para una acción de esta envergadura. Es más, se asegura que no existe una prueba contundente de que Carlos Andrés o alguno de sus hermanos hayan participado en ellos.

Lo que pudiera ser más creíble en relación y causa de estos trágicos sucesos, es la incomodidad que entre algunas autoridades y los narco delincuentes se generó por la creación del organismo que Benjamín con mucha aceptación de sus parientes, amigos y vecinos estaba creando, más aún, a raíz del secuestro de su hermano menor y en base a su reconocido liderazgo y capacidad para tomar decisiones que muy pocos se atreven a tomarlas.

Sin embargo será la autoridad, espero que muy competente y más honesta, quien deberá aclarar éstas como otras miles de ejecuciones, para aplicar la justicia y penalidades correspondientes y así evitar que se sigan generando especulaciones y protagonismos que únicamente revuelven y enturbian más el agua, y provoca aún más desconfianza y falta de credibilidad en las autoridades procuradoras de justicia.

La justicia no se obtiene a base de mentiras que solo ocasionan descontrol, decepción en la ciudadanía, y una gran rabia en los afectados por ellas, que conocen la verdad. Además del ridículo y desprestigio de quien las emite.